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Mostrando entradas de septiembre, 2012
Detener la mirada en el hoyo y exclamar: esta oscuridad me pertenece. Respiro con la intensidad y observo su incandescencia: su humor de perros a las siete y pico de la mañana, las líneas de expresión: su cuerpo ojeroso, desperdigando ternura. Y repetirme: me quiero tanto, y abrazarme a la imagen que, sutilmente, se cuela en el espejo. Quererme desde hoy y para siempre tantísimo.