Hoy sábado me dije: un buen trozo de chocolate probablemente haga fluir mis ideas. Me lo merecía. Estaba escribiendo los antecedentes de mi proyecto de pregrado para aspirar a la Licenciatura de Letras. Necesitaba que mi cuerpo reaccione. No tanto mi cuerpo sino mis manos; necesitaba que ellas tomen conciencia del tiempo y escriban, de manera acaudalada. Que al menos los dedos hablen concisa y correctamente sobre el tema que compete. Chocolate de sábado por la tarde. Ricura.
Córdoba, 09 de diciembre de 2012 Escribir sobre Clarice hasta hartarme, si es que existe esa posibilidad. La imagen que persigo permanece oculta. Sin embargo, por momentos está ahí, frente a mi mirada. Cuando afino el lápiz para escribirla y entenderla, se hace noche. Clarice se hace oscuridad visible. Dolorosa tal vez. Por eso resta vislumbrar el camino que me devuelva el ojo altivo, contemplativo. Mientras tanto mateamos ambas en un domingo tramposo.
a los que todavía nos quedan varios años en la carrera, bueno, habrá que comprarse un estómago
ResponderEliminarGracias Pablo, te agrego entre mis links. Tu blog es muy interesante.
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