Caracas, 16 de septiembre de 2014.


Consigo observar una foto tuya y algo me inquieta. ¿Será la luz en tus ojos? En los míos hubo siempre una llama devoradora de señales, pero nunca las viste. Solo consigo pensar en las cosas que nos hicieron daño y ahora ya no nos duelen: esa soledad al acostarnos uno al lado del otro, la inquietud de no saber si extender mi mano o quedarme quieta una vez más, el silencio que era grito incólume, hasta ese momento, porque luego fue una bocanada de humo rancio que nos agrietó. Miro tu foto y algo se mueve dentro, apenas un bosquejo de lo que fuiste para mí. 

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